Las otomanas, por si no conoces este tipo de mobiliario, son una especie de pequeño sofá, cuyo origen se sitúa en oriente. A Europa llegaron en el siglo XVIII, concretamente a Francia, en donde se convirtieron en un imprescindible. Desde entonces hemos podido verlas según las tendencias de la época, pero han llegado hasta nuestros días.
Este tipo de muebles es muy versátil, ya que pueden servir para apoyar los pies, como muebles auxiliar, como puf o mesita. Desde luego son cómodos, y en la actualidad se pueden hallar todo tipo de modelos disponibles, con capitoné, con tejidos, con patas y sin ellas, para adaptarlos al estilo de nuestro hogar. Hoy os traemos algunas propuestas para incluirlas en el salón.
Si tenemos un espacio con tonos muy suaves y neutros, tendremos que darle un toque divertido y vivo para que no llegue a aburrirnos. Los tonos vivos como el rosa fucsia pueden poner ese punto de alegría y locura en un ambiente muy sobrio. Como es un mueble de origen árabe, un puf en este estilo puede ser el compañero ideal.
Hay otomanas que sirven para disfrutar de un estilo más elegante. Piezas en piel con acolchado son la propuesta perfecta para un ambiente sofisticado. Los tonos deben ser básicos, como el blanco o el negro, para que combinen con el espacio elegante.
Aunque este mueble es bastante sofisticado, siempre podemos hallar piezas llenas de colorido, gracias a los estampados. Ideas como el print animal o un estampado geométrico pueden ser ideas novedosas y muy cool. Si además los mezclamos con otros estampados diferentes, tenemos un ambiente actual y fresco.
Este tipo de modelo es muy amplio, y solo es apto para los salones más grandes, ya que ocupa mucho espacio. Sirve como una gran mesa, pero también es apto para ser un sillón auxiliar en esta zona.
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